
La Pineda de Can Camins es uno de los bosques más sorprendentes y desconocidos de Cataluña, escondido en el corazón del Delta del Llobregat, entre la arena de la playa de El Prat y el ruido de los aviones del aeropuerto.
Con más de cien años de historia, este bosque de pino piñonero plantado para estabilizar las dunas, se ha convertido en un verdadero refugio de biodiversidad, donde conviven orquídeas silvestres, hongos inusuales y pájaros forestales.
Sólo se puede acceder unos pocos días al año, este espacio natural exclusivo ofrece una experiencia única para los amantes de la naturaleza: visitas guiadas, paseos sombríos y descubrimientos inesperados en un entorno aparentemente virgen.
¿Quieres saber qué hace tan especial el Pineda de Can Camins y cómo puedes visitarlo? ¡Te lo explicamos todo en este artículo!
Historia del Pinar de Can Camins
La Pineda de Can Camins es un bosque de pino piñonero litoral situado en el municipio del Prat de Llobregat, en el Delta del Llobregat, justo entre el aeropuerto y la playa del Prat. Pese a su aspecto natural salvaje, este bosque tiene origen humano: fue plantado a finales del siglo XIX para frenar el avance de las dunas costeras que amenazaban a los campos de cultivo de la zona.
Gracias a esta actuación histórica, contamos hoy con una masa forestal bien consolidada. Con aproximadamente 30 hectáreas de pinos piñoneros, el pinar se ha mantenido extraordinariamente bien conservado hasta nuestros días.
De hecho, está considerada una de las arboledas litorales mejor preservadas de Cataluña, ya que reproduce en estado casi intacto la vegetación típica de las dunas mediterráneas posteriores a la playa. Este hecho la convierte en un espacio natural de gran valor patrimonial y en un auténtico tesoro biológico en medio de un entorno muy transformado por el ser humano.
Durante el siglo XX, la zona del delta sufrió numerosos cambios (desvíos del río, crecimiento del aeropuerto, proyectos urbanísticos, etc.), pero el Pineda de Can Camins sobrevivió como testimonio del paisaje original. El nombre le viene de la antigua masía de Can Camins, que daba nombre a estos terrenos.
Hoy en día, el pinar forma parte de la Red Natura 2000, lo que garantiza su protección legal y la gestión cuidadosa de su ecosistema. El órgano encargado de velar por el pinar y sus entornos es el Consorcio para la Protección y Gestión de los Espacios Naturales del Delta del Llobregat, que coordina su conservación y visitas. Gracias a todo esto, este bosque centenario sigue ofreciéndonos un paisaje sombrío y verde junto a la playa.
Un refugio de biodiversidad en el Delta del Llobregat

Detalle de una orquídea silvestre en el Pineda de Can Camins, parte de la riqueza botánica de este espacio natural. | Imagen del Ayuntamiento de El Prat mejorada con inteligencia artificial.
Pasear por el Pineda de Can Camins es adentrarse en un refugio de biodiversidad inesperado en la costa barcelonesa. Su ubicación sobre antiguas dunas de arena —estabilizadas gracias a los pinos— crea ambientes variados que favorecen una notable diversidad de flora y fauna.
El bosque está dominado por el pino piñonero (Pinus pinea), con ejemplares altos que forman una copa tupida. En el sotobosque se desarrollan comunidades vegetales muy singulares, algunas de ellas propias de los ecosistemas de duna interior. Destacan diversas orquídeas silvestres de una gran belleza, algunas bastante raras de encontrar en otros lugares, así como plantas adaptadas a la arena y la salinidad del suelo.
También se han identificado algunas especies peculiares de hongos, indicadores de la buena salud ecológica del bosque. Además, justo en la franja de playa vecina, se conservan comunidades de vegetación dunar con especies protegidas y amenazadas, que sobreviven gracias a la proximidad de este espacio natural sin urbanizar.
En cuanto a la fauna, el Pinar de Can Camins proporciona hábitat y refugio a muchas especies. La tranquilidad y el entorno sombrío del bosque atraen aves forestales que difícilmente veríamos en la playa abierta. Son habituales aves como el pito real o el pico picapinos (que se delatan por sus toques resonantes en los troncos) y diversas especies de páridos (los populares carboneros, herrerillos, etc.), que encuentran en estos pinos alimento y lugar para anidar.
Durante las épocas de migración se pueden observar pájaros de paso aprovechando el paro en el delta, e incluso rapaces sobrevolando la zona. En el límite occidental del pinar se encuentran las marismas de Can Camins, unas pequeñas zonas húmedas (como el lago de la Roberta) que son los últimos restos de una antigua laguna deltaica en gran parte desaparecida por la ampliación del aeropuerto. Este mosaico de ecosistemas —bosque, dunas y marismas— hace del Pinar de Can Camins un espacio natural rico en biodiversidad, donde conviven especies de medio acuático, terrestre y aéreo en una superficie relativamente reducida.
Actividades y visitas a la Pineda de Can Camins

Visita guiada al Pinar de Can Camins, una oportunidad para observar la naturaleza de cerca con la ayuda de expertos. | Imagen de Turismo Baix Llobregat.
A pesar de su alto valor ecológico, el Pinar de Can Camins no está abierto al público todos los días, sino que permanece cerrado para proteger su entorno. No obstante, es posible visitarlo de forma controlada y respetuosa. La opción principal es participar en las visitas guiadas gratuitas que se organizan el primer domingo de cada mes (excepto en los meses de julio y agosto). A las 11 de la mañana, un guía experto conduce a un grupo reducido de visitantes por los senderos del bosque, explicando sus valores naturales, las particularidades de la flora y la fauna, y la importancia de su conservación.
Cada visita dura aproximadamente una hora y media. Hay que tener en cuenta que no se hacen reservas previas: las plazas (unas 25 personas por sesión) se asignan por orden de llegada en el punto de información Porta del Delta, situado al inicio de la playa. Por lo tanto, si estáis interesados, se recomienda llegar con antelación para aseguraros plaza. Es una experiencia muy especial, ya que permite adentrarse en un bosque casi virgen de la mano de quienes mejor lo conocen.
Además de las visitas guiadas, hay otras actividades recomendadas para disfrutar de este entorno natural:
- Observación de fauna y fotografía de naturaleza: Llevad prismáticos y cámara fotográfica para captar aves como el pito o el carbonero entre los pinos, o para inmortalizar pequeñas joyas botánicas (orquídeas, setas, etc.) que encontraréis. Las primeras horas de la mañana durante la visita guiada suelen ser ideales para la observación de aves (birdwatching) y la fotografía, aprovechando la luz tamizada por los pinos.
- Paseo interpretativo: Durante la visita guiada, disfrutaréis de un paseo tranquilo bajo los pinos siguiendo caminos de arena. Es una oportunidad para hacer un baño de bosque (forest bathing) y conectar con la naturaleza muy cerca de la gran ciudad. Escuchad el canto de los pájaros, sentid el aroma a pino y salitre, y aprended curiosidades sobre este ecosistema único gracias a las explicaciones del guía.
- Educación ambiental y familiar: La salida es apta para todas las edades y es una excelente ocasión para que los más pequeños descubran la naturaleza local. Los guías suelen implicar a los niños en la búsqueda de huellas de animales, en la observación de insectos o en juegos educativos durante el recorrido. Es un plan familiar ideal para la mañana del domingo, combinando ocio y aprendizaje.
- Combinar naturaleza y playa: Después de explorar el pinar, podéis aprovechar el día para disfrutar de la Playa del Prat, justo al lado. Una opción es hacer un pícnic en las zonas habilitadas e incluso daros un baño si el tiempo acompaña. La playa del Prat cuenta con 5,5 km de arena y es conocida por mantener un entorno relativamente natural y tranquilo. Combinar la visita guiada por la mañana con una tarde de playa os permitirá experimentar de primera mano el equilibrio entre conservación natural y ocio que ofrece este rincón del delta.
Curiosidades y datos interesantes

Ejemplar de hongo extraño (Clathrus ruber) hallado en el pinar de Can Camins: una estructura roja en forma de reja, muestra de la diversidad fúngica del lugar. | Imagen del Ayuntamiento de El Prat mejorada con inteligencia artificial.
El Pinar de Can Camins esconde algunas curiosidades destacables. Por ejemplo, está habitado por organismos sorprendentes como el hongo de rejilla roja de la imagen, una especie rara y espectacular que difícilmente puede verse en otros lugares. La presencia de este hongo y de otras especies singulares demuestra las condiciones ambientales únicas que se dan en este bosque.
Otro dato interesante es que este espacio natural se ha ganado la fama de ser “el bosque más exclusivo de Cataluña”, ya que solo abre al público 10 días al año (el primer domingo de cada mes, excluyendo los meses de julio y agosto). Esta limitación de acceso es precisamente la clave que ha permitido preservarlo en un estado inmejorable. Cuando lo visitéis, os daréis cuenta de que estáis en un lugar poco transitado y muy bien cuidado, casi un “secreto” de El Prat.
Cabe destacar también que la Pineda de Can Camins forma parte de un conjunto más amplio de espacios protegidos en el Delta del Llobregat. De hecho, junto con la playa del Prat y otras zonas adyacentes, suma unas 48 hectáreas de ecosistemas costeros de gran valor biológico, un tipo de espacio hoy muy escaso en nuestro país. Es realmente extraordinario encontrar dunas, marismas, playa virgen y bosque mediterráneo conviviendo junto a una gran infraestructura como el aeropuerto y a pocos kilómetros de Barcelona. Este contraste hace que la visita sea una experiencia única: mientras camináis por el sotobosque, con el sonido de las olas de fondo y rodeados del canto de los pájaros, puede despegar un avión no muy lejos, un recordatorio de lo frágil y valioso que es este refugio natural.
En definitiva, el Pinar de Can Camins es un destino imprescindible para los amantes de la naturaleza y del turismo sostenible en el Baix Llobregat. Combina a la perfección historia (un bosque centenario “artificial” que hoy es natural), ecología (especies únicas de flora y fauna) y ocio educativo. Si aún no conocéis este rincón, os animamos a aprovechar las visitas guiadas para descubrirlo de primera mano. Sin duda, os sorprenderá la riqueza natural que se esconde entre los pinos y las dunas del Prat, un patrimonio verde que la ciudad protege con orgullo para que todos lo puedan disfrutar de forma respetuosa. ¡Disfrutad de la visita!
Fotos de la Pineda de Can Camins
Recopilación de fotos de la pineda de Can Camins.




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